El Rey Silo blanco presenta un sabor intenso, cremoso y seco, con preponderancia de sabores lácteos y florales procedentes de las flores silvestres y la hierba de los pastos asturianos, con toques de avellana tostada y mantequilla, y un pronunciado retrogusto adictivo que persiste en boca largo tiempo.
En nariz, destaca su intenso aroma limpio a vaca, y en los más maduros destaca a champiñón y a sotobosque, característico de su larga maduración en bodega.
En el Rey Silo rojo, la selección de pimentones acentúa el intenso sabor lácteo, al que se añade un toque final picante.
La corteza, comestible, es rugosa a consecuencia de la maduración con los mohos Geotricum Candidum en los quesos más jóvenes, rugosidad que se va suavizando y cubriendo de un manto blanquecino con su colonización por el Penicillium Candidum en los quesos de más de dos meses de maduración.